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La comida humana en la dieta de los gatos

El perro y gato domésticos tienen necesidades alimenticias propias de sus metabolismos y de sus especies. Alimentar a un perro o a un gato con las sobras de la comida o con la misma alimentación humana es un error muy extendido que, a la larga, puede perjudicar la salud de los mismos animales. Nunca se satisfacen las necesidades nutricionales de las mascotas y se corre el riesgo de una ingesta de calorías fuera de todo control. A continuación ofrecemos una serie de recomendaciones para una correcta dieta de gatos, esperando que les resulte útil.

Si la dieta de los gatos estuviera basada en la comida para humanos, o como sucede en algunos casos en los que perros y gatos conviven, el felino se alimentara con comida para perros, lo estaríamos privando de nutrientes esenciales. Perros y gatos se alimentan de diferente forma y asimilan sus alimentos de manera muy diferenciada.

Gatos

Gatos sanos gracias a una buena dieta

Así, por ejemplo, los perros pueden obtener vitamina A de la metabolización del betacaroteno, pero los gatos necesitan de un aporte extra. El gato tampoco puede sintetizar por sí mismo el araquidónico, un ácido graso, o la taurina, un aminoácido, que no pueden faltar en su dieta. El sodio, que se añade a los alimentos para destacar el sabor, para hacerlos más agradables al paladar humano, es, en cambio, muy dañino para el perro.

La dieta de los gatos tampoco pueden comer cebolla o ajo, porque contienen compuestos que destruyen, en diferente medida, los glóbulos rojos y generan anemia en el organismo de los felinos. Algunos aditivos artificiales, como el BHA, que evita la decoloración de ciertos alimentos y que está presentes en la bollería que consumen los humanos, pueden ser un problema serio para la salud de los perros de compañía. El limón, incluso, puede resultar venenoso para algunas variedades de gatos.

Los estimulantes tan consumidos entre los humanos como el café, el té, los picantes o el chocolate, tienen efectos devastadores en los felinos. La teobromina que contienen el café o el té ocasionan deficiencias en la contracción del corazón, conviritiéndose en activadores de los procesos diuréticos y como agentes precursores de deshidrataciones persistentes en los animales más sensibles.

El chocolate común, que podemos comprar en cualquier tienda, incluye también en su composición alcaloides de metilxantina que pueden provocar constricciones de las arterias y el aumento descontrolado del ritmo cardiaco en los perros que pueden resultar igualmente fatales. Si a ello, se le añade el gusto que tienen algunos canes por la golosina del chocolate, tendremos servido un riesgo potencial. Medio kilo de chocolate con leche, puede acabar con la vida de un perro mediano.

Otra sustancia, la tiaminasa, está presente en el pescado crudo. Un ingrediente, que ingerido de forma regular elimina la posibilidad de asimilación de la vitamina B del organismo de los gatos. Por tanto, se recomienda la ingesta de pescado cocinado al vapor y no crudo. Un dato importante sobre la alimentación felina que muchos cuidadores pasan por alto por desconocimiento.

Una dieta muy rica en hierro, en la que abunde la presencia de hígado crudo o cocinado, o con dosis de vitaminas para humanos, supone otro peligro para la salud de los gatos. Las bebidas alcohólicas, por la dificultad con la que los animales sintetizan el alcohol, o los pescados con espinas o huesos muy menudos, son, aunque obvios, riesgo añadidos que se han de evitar en las comidas tanto de perros como de gatos caseros.

Vegetales aparentemente inocuos, a nuestro alcance en cualquier tienda, y hasta considerados también como una golosina para los perros, pueden afectar seriamente a la salud, como las semillas de frutas, como las del durazno y el damasco; y las de algunas partes de plantas comunes, como el tomate, la espinaca, la azalea, la adelfa, la belladona, la dedalera, el ricino, o las mismas hojas del aguacate.

Los gatos, al igual que los humanos de raza negra, oriental, y muchos de raza blanca, tienen intolerancia a la lactosa. Por éso, y contra lo que se considera un mito, al gato no se le debe dar demasiada leche de vaca ni sus derivados. En tiendas especializadas se vende leche baja en lactosa, adaptada para felinos, que es la más adecuada en el caso de gatitos que aún toman leche. Si a un gato le gusta dar lametones a la tapa abierta del yogur o a los restos del bol de cereales con leche, lo más razonable es dejar que disfrute de su momento de gloria, tarde o temprano se cansará y se hartará. La leche, la justa en la dieta de perros y gatos, adaptada a sus condiciones animales y físicas.

Siempre podremos jugar con nuestras mascotas, pero nunca con su alimentación.