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Las razones del extraordinario olfato del perro

A cualquier persona le resulta muy familiar la imagen de un perro en compañía de un policía atento y disciplinado a sus órdenes. El perro comparte trabajo con el agente por una cualidad que lo hace distinguirse de muchos otros animales, su olfato. Un olfato sensible, muy sensible, que lo mantiene como colaborador indispensable en la lucha contra el narcotráfico o en la antiterrorista a la caza de explosivos.

El último fichaje de la policía 😉

El olfato del perro es un sentido sorprendente, se mire por donde se mire. Mientras una persona atesora en sus fosas nasales unos 5 millones de células olfativas, un perro puede tener del orden de 200 ó 300 millones. Un aparato, entre 40 y 60 veces más sensible que el humano.

Pero no es solamente la sensibilidad, hay otras dos variables más que completan el aparato olfativo del perro. Una es la memoria, un perro puede recordar fácilmente su comida por el recuerdo de su olor, y también el de los múltiples matices de su olor. La otra gran ventaja es la amplitud de todo su órgano olfativo. Mientras que en el ser humano ocupa una extensión de unos 5 centímetros, en un perro sano y de mediano tamaño la extensión abarca los 150 centímetros cuadrados, 30 veces más amplio para un animal que puede representar un volumen 3 ó 4 veces menor que el de una persona.

Los seres humanos estamos muy orgullosos de nuestro sentido del gusto, hemos incorporado a nuestro lenguaje cultural todo tipo de elementos que no hacen más que explotar esa cualidad. En el caso del perro, el olfato es su ‘punto gourmet’, el sistema olfativo de un perro es 10.000 veces más sensible que el sentido del gusto.

Un perro es capaz de seguir el rastro de una persona que ha caminado con un calzado de suela por un sendero horas atrás, cómo lo hace puede parecer un misterio, pero si descendemos al nivel de la química y lo relacionamos con las cualidades olfativas del perro, el misterio no lo será tanto. Cuando una persona deambula con un zapato clásico de suela por un terreno irregular deja tras de sí partículas pequeñísimas de ácido butírico que el perro será capaz de distinguir entre millones de sensaciones olfativas distintas.

Lo más sorprendente de todo es que el perro de nuestro caso en cuestión no huele la suela, sino el aroma de la piel de la persona, de su pie, porque, para un perro, es suficiente con que su portador lo haya usado apenas ocho minutos de marcha, el animal lo podrá oler hasta casi 40 horas de haber pasado por el lugar. La magia de la química y el prodigio del sistema olfativo del perro.
Pero la sensibilidad del sistema olfativo del perro no es su única cualidad, lo es también las particularidades de su órgano vomeronasal. A diferencia del humano, el órgano vomeronasal del perro está situado por detrás de la mucosa olfativa, lo suficiente atrás como para estar conectado con la boca del animal.

Así, esta posición le da la posibilidad al perro de obtener los olores y aromas del ambiente, pero también los sabores de las sustancias y de la alimentación, los de los piensos para perros, lamidos o ingeridos por medio de la saliva y, sobre todo, por su paso, por la parte posterior de la mucosa olfativa donde se procesa. Literalmente huele la comida que está digiriendo.

Este sistema olfativo, tan distinto del humano, es importante para distinguir lo que es comestible, la comida que ingiere el perro, la que debe ser su alimentación y la que no. Pero, también es importante para una parte de su conducta. La identificación de unos perros de otros, entre ellos, y para su sexualidad.

Los perros liberan feromonas de forma natural. Las feromonas son sustancias volátiles, olorosas, que desprenden los animales y que su sistema olfativo es capaz de captar con total nitidez. Los olores de las feromonas más fuertes los capta la mucosa nasal, los menos intensos o los más disipados el órgano veromonasal. ¿Cómo sabremos que el animal está ‘investigando’ su entorno, buscando identificaciones? Es fácil. Cuando el perro levanta el labio superior, levanta la cabeza e inhala aire por la boca estará reaccionando y relacionándose con su entorno a nivel olfativo. A esta pauta de conducta tan característica de los perros se le llama conducta flehmen. Esta pauta también incluye, y en algunos animales es muy corriente que sea así, pegar la lengua al paladar al tiempo que alza el hocico.

¿Para qué utiliza el perro su olfato?, pues para detectar, como hemos comentado, qué alimentos son seguros y para reforzar su conducta sexual y social. Cada perro tiene un olor característico que es mucho más que éso, informa sobre su sexo, disposición sexual, edad y hasta el status social dentro del grupo de perros.

El perro es una auténtica caja de sorpresas, en lo que se refiere a su sentido del olfato, un sentido que, para nosotros los humanos constituye uno de los sentidos más importantes de su colaboración con las personas, ayudarnos a velar por nuestra seguridad.

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