El adiestramiento de los gatos nunca ha tenido la atención mediática de la que ha gozado el de los perros, sin embargo, educar a un gato es perfectamente posible, mejor, deseable, para mejorar la interacción en casa, para integrar a la mascota en la convivencia en el hogar.
Unos animales, los gatos, que por las peculiaridades de sus costumbres y caracteres, se someten menos a las disciplinas de los humanos. De todas formas, en cuestión de costumbres de gatos, le aseguramos que hay mucha idea preconcebida y mucha leyenda urbana.
Pero, pasemos a abordar el tema del adiestramiento, la educación activa de los gatos. A los gatitos, porque toda enseñanza que queramos que arraigue en los felinos ha de partir de un aprendizaje temprano.
Lo primero que podemos concretar es que los gatitos no pueden en absoluto recibir una educación como la de los cachorros de perro. Si lo intentáramos, fracasaríamos estrepitosamente, lo que funciona para un perro, no sirve para los gatos. Téngalo en cuenta.
La mayor diferencia entre la educación y el entrenamiento de los cachorros de perro y el de los gatitos es que ni siquiera lo que se les enseña puede ser equiparable si va en contra de sus instintos. Vamos con un ejemplo.
Usted puede enseñar a un perro a que no se suba al sillón, a su sillón, pero no podrá evitar que un gato arañe con sus uñas, porque esa actividad es natural, con ella marcan y con ella liman sus uñas.
Lo que sí puede hacer es variar el lugar donde pueden arañar sus gatos, cambiar las patas del sillón por una funda que cubra esas patas para que el animal no dañe el mueble. Eso representa una estrategia adaptativa por su parte al problema de la conservación de sus muebles conviviendo con una animal al que no podrá cambiar nunca sus instintos básicos.
En cambio, una cosa que funciona de maravilla con los gatos es darles una recompensa cuando han hecho algo que se ajusta a lo que usted desea o espera de ellos.
Recuerde dos cosas a este respecto, la recompensa ha de ser al momento, para que el animal la identifique, la relacione con la acción, y algo que tal vez no le agrade, los gatos son muchísimo más exigentes con sus recompensas que los perros.
Sus perros comerán sus galletas de perro como golosinas, los gatos le exigirán como recompensa sus buenas latas de atún, pero no cualquiera, las que les gustan, incluso las de la marca que más saborean. Bueno, son gatos, son así de suyos.
Su gato también puede ser recompensado con un rato de juego con sus juguetes preferidos, téngalo en cuenta, no todo va ser comida. Pruebe a premiarlo con juguetes en los que usted sea parte del juego, mejorará la interacción con el animal, y, al mismo tiempo, conseguirá un tipo de asociación que beneficiará su aceptación. Usted, sus juguetes y el juego tan divertido que le procura.
Caricias con las manos y palabras cariñosas y amables son parte de las recompensas que tampoco resulta comida y que pueden ser adictivas de otra manera, de la mejor manera ¿no cree?
¿Y qué nos dice de los masajes allí donde el felino los tolera? Por ejemplo, en el vientre, si consigue que se los deje dar ahí, le habrá aceptado, todo un triunfo, para el gato será una compensación agradabilísima.
Clicado. El clicado es un método muy útil para educar a los perros que puede funcionar muy bien con los gatos. Consiste en tocar una pieza de metal que usted podrá comprar en una tienda de animales y que funciona haciendo sonar un característico click.
Ese click se puede asociar a una orden y una recompensa. En el caso de los gatos, el trabajo del clicado resulta más laborioso por su individualidad y por el efecto recompensa, que, como comentábamos más arriba, es mucho más exclusivo.
-Sprays disuasorios. Aunque los aversivos a menudo no funcionan con los gatos, usted puede utilizar los aerosoles en sus muebles para enseñar a su gato a evitarlos. Los gatos tienen un fuerte sentido del olfato y comenzarán a evitar las áreas que han sido rociadas con estos aerosoles aversivos.
Recuerde que debe volver a aplicar periódicamente el efecto del aerosol y durante el entrenamiento para recordar a su gato donde debe evitar realizar su comportamiento no deseado, por ejemplo el afilado de las uñas que comentábamos más arriba.
El trabajo de entrenamiento de los gatos es altamente entretenido para los cuidadores y exige no pocas dosis de paciencia. Ser constantes, dejarse asesorar, leer mucho de la literatura publicada puede convertir el camino de la educación de su gato en toda una experiencia que puede merecer descubrir.